Nuevo documento muestra golpe planeado en detalle, con total anuencia de Bolsonaro

Tereza Cruvinel (247) - El informe de la investigación de la Policía Federal sobre el intento de golpe desmintió completamente las negativas de Jair Bolsonaro pocas horas después de que él rechazara cualquier implicación. Basado en una abundante cantidad de pruebas, el informe confirmó que Bolsonaro “planeó, actuó y tuvo control directo y efectivo” sobre todo el plan golpista.

Aunque los golpes de estado de estilo militar están en desuso, reemplazados por formas modernas de erosión democrática, el golpe de Bolsonaro y sus aliados seguía un modelo anticuado. El plan fracasó debido a la falta de apoyo de los comandantes del Ejército y la Fuerza Aérea. Ante la derrota, Bolsonaro buscó refugio en los Estados Unidos, abandonando a sus cómplices, quienes, en su desesperación, realizaron un intento final movilizando a los acampados de todo el país para atacar los centros de poder.

Los detalles del golpe estaban en un documento, hasta ahora no revelado, encontrado en la sede del Partido Liberal (PL), en el escritorio del asesor del general Braga Netto, el coronel Peregrino. El documento manuscrito estaba en una carpeta titulada "memorias importantes" y llevaba el nombre "Operación 142," en referencia a la interpretación errónea de la extrema derecha del artículo 142 de la Constitución, que según ellos permitiría la intervención militar en caso de conflictos entre los poderes o graves perturbaciones del orden.

El documento incluía la frase "Lula no sube la rampa," resumiendo el objetivo del golpe: impedir la investidura del presidente legítimamente electo. Enumeraba acciones bajo el título "Líneas de Esfuerzo," que incluían:

• Enmarcar legalmente bajo el artículo 142 (Procurador General y Ministerio de Justicia).
• Compromiso político: convocar al Consejo de la República y de Defensa.
• Mensaje en cadena nacional de televisión y radio.
• Preparación (ensayos) de tropas para acciones directas.
• Movilizar juristas y líderes de opinión.
• Preparar comunicados para su posterior difusión.
• Interrumpir el proceso de transición.
• Anular los actos arbitrarios del STF.

Lo que no estaba escrito pero ya se sabía: la eliminación de Lula, Alckmin y Alexandre de Moraes. Como en 1964, le seguirían la destitución de opositores, la suspensión de garantías constitucionales y un acto de fuerza que sintetizaría el espíritu de la dictadura, como el decreto AI-5.

Si Brasil escapó por poco de este complot, los responsables no deben escapar de la justicia, para garantizar que nadie vuelva a atentar contra el Estado Democrático de Derecho y la voluntad popular.